Seguir Actualizado: 26 abril 2018 02:26h CEST Una de las razones por las que el Madrid tiene doce Copas de Europa, quizá camino de trece, es su capacidad histórica para soportar las situaciones de estrés, para encontrar escapatoria cuando no aparece su fútbol. Sucedió en Múnich, ante ese Bayern de toda la vida, que pasa en un instante de tormenta tropical a huracán de fuerza 5. Lejos de su mejor versión, aguantó la adversidad y se defendió pegando. Así también gana el Madrid. El fútbol es una actividad admirable que tolera caprichosamente que el juego vaya por un lado y los goles por otro. Esa bipolaridad mantuvo el encuentro de Múnich pegando volantazos . Porque el Bayern, un equipo que en casa sale vestido de remontada aunque, como era el caso, no haya nada que remontar, no se entregó a una acometida furiosa de salida. No fue culpa de Heynckes, que lo puso todo de su parte, con la alineación más progresista posible, sin Thiago y con James y Müller, con Javi